Diario de Ana Frank
Las primeras ediciones del diario de la malograda niña judía fueron censuradas por su propio padre para eliminar los pasajes de mayor contenido sexual y algunas descripciones de la figura materna. La idea de que una adolescente describiese sus genitales o narrase su despertar sexual no se consideraba adecuada para la que iba a convertirse en el triste símbolo del Holocausto. Hoy, pueden encontrarse versiones sin censura en las que Anna aparece como lo que era: una joven mucho más real y más viva que el horror que la rodeaba.